Cuando describimos a los niños, frecuentemente no tomamos estas oportunidades para apoyarlos y desarrollar sus fortalezas. Por ejemplo, cuando pensamos en un niño como “lleno de energía” en vez de “salvaje” encontramos maneras de apoyar esa característica, como por ejemplo proveyéndole una actividad física estructurada, tal como una clase de gimnasia cada semana. Considere estas alternativas:

  • En vez de usar la palabra “exigente”, trate de pensar en su niño como una persona que “sabe lo que quiere y sabe expresarlo”. Diga: “Te escucho. Por favor, usa tus palabras para que te pueda ayudar”.
  • En vez de usar la palabra “ruidoso”, piense en el niño como lleno de vida o “lleno de energía”. Trate de explicar la diferencia entre “voces interiores” y “voces exteriores” e ¡invítelo a hacer mucho ruido mientras esté afuera!
  • En vez de usar la palabra “mandón”, piense que es un líder y una persona “decidida”. En un momento desafiante, le puede decir: “Veo que tienes una idea sobre cómo hacer las cosas. ¿Me puedes explicar un poco sobre lo que estás pensando? ¿Cuál es la mejor manera para lograr que los demás escuchen tus sugerencias?”.
  • En vez de usar la palabra “dramático”, piense en él com una persona sensible. Los niños expresan sus sentimientos fuertes de manera abierta y algunos se agobian más por las emociones que otros.
  • En vez de usar la palabra “inseguro”, piense que es una persona “fiel” y “amorosa”. Puede asegurarle que lo quiere y que siempre volverá cuando tengan que separarse.
  • En vez de usar la palabra “miedoso”, piense en él como una persona cuidadosa y cautelosa. Recuérdele que usted lo va a mantener seguro y que es bueno probar cosas nuevas.
  • En vez de usar la palabra “tímido”, piense que es una persona pacífica (tranquila) y pensativa. En nuevas situaciones, dígale: “Mira, puedes hacer nuevos amigos. Te ayudaré a encontrar la manera de jugar juntos”.