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E es de esperanza

Para los niños que han sufrido de experiencias traumáticas, la esperanza puede conducirlos a la recuperación.

Tanto para los niños como para los padres y cuidadores, la esperanza es una fuerza poderosa en el proceso de recuperación de un trauma. Tener esperanza, y mantener la esperanza a pesar de las dificultades, es una valiosa estrategia para hacerle frente a una situación difícil. 

Cuando tenemos esperanza 

  • sabemos lo que queremos, 
  • creemos en nuestra capacidad para lograr un objetivo, 
  • nos mantenemos motivados en el camino hacia nuestra meta. 

La esperanza es una forma de superar los obstáculos. Es una manera de enfocarse en una meta específica. 

  • La esperanza nos permite enfrentar el duro trabajo que se requiere para alcanzar un objetivo (la “voluntad” y el camino”). 
  • La esperanza nos hace sentir bien y es buena para nuestra salud. Todos podemos aprender a sentirla, y todos podemos beneficiarnos de ella. 
  • La esperanza se desarrolla a través de las buenas relaciones con los demás. 
  • La esperanza nos permite buscar ayuda, información y apoyo emocional. 
  • La esperanza puede promover la felicidad, una mejor salud y el éxito escolar. 
  • Los padres y cuidadores pueden darles ejemplos de lo que es la esperanza fijando y siguiendo metas, así como involucrando a los niños para alcanzar las metas del grupo. 

Hágales preguntas para que los niños aprendan a tener esperanza. 

  • ¿Qué te gustaría hacer? Yo te ayudaré a hacerlo. 
  • ¿Qué has aprendido? 
  • Puedes hallar una manera para resolver situaciones difíciles. 
  • Todos siempre aprendemos algo nuevo (niños, padres y cuidadores). 
  • Hay personas que nos aman y en las que podemos depender. 
  • Las cosas siempre están cambiando. Los sentimientos fuertes vienen y van, no siempre te vas a sentir de esta manera. 
  • Tienes maneras para ayudarte a ti mismo, y estás aprendiendo más formas todo el tiempo. 
  • Digamos juntos: Yo sé lo que quiero. Puedo entenderlo. Puedo seguir intentándolo. Tengo lo que se necesita. ¡Voy a lograrlo! Los niños aprenden con sus cuerpos y con sus habilidades motoras gruesas adelantan el aprendizaje. Anime a los niños a elegir posturas enérgicas mientras cantan los mantras en voz alta. 

Para ayudarse a usted mismo, recuerde lo siguiente. 

  • Contactar a otros y pedir ayuda es un acto de esperanza. Nadie tiene que estar solo. 
  • Incluso objetivos que parecen ser grandes se alcanzan paso a paso. 
  • Incluso en circunstancias muy limitadas podemos establecer metas. 
  • Podemos mantener la esperanza incluso cuando suceden las peores cosas. 
  • Podemos adaptar nuestro cerebro y entrenarlo a pensar de manera diferente. 
  • Nadie puede quitarnos la esperanza. 
  • Podemos sentir miedo, dudas y esperanza al mismo tiempo. 
  • Pensemos en alguien que conocemos que “superó todas las adversidades” hasta alcanzar su meta. ¿Cómo pudo esa persona mantener la esperanza? 

Fuentes 

Herth, Kaye. “Abbreviated Instrument to Measure Hope: Development and Psychometric Evaluation.” (Instrumento abreviado para medir la esperanza: desarrollo y evaluación psicométrica) Journal of Advanced Nursing 17, no. 10 (1992): 1251–59. 

Lopez, Shane J. Making Hope Happen: Create the Future You Want for Yourself and Others. Simon and Schuster, 2013. 

Snyder, Charles R., Cheri Harris, John R. Anderson, Sharon A. Holleran, Lori M. Irving, Sandra T. Sigmon, Lauren Yoshinobu, June Gibb, Charyle Langelle, and Pat Harney. “The Will and the Ways: Development and Validation of an Individual-Differences Measure of Hope.” Journal of Personality and Social Psychology 60, no. 4 (1991): 570. 

Snyder, CR, Shane J Lopez, Hal S Shorey, Kevin L Rand, and David B Feldman. “Hope Theory, Measurements, and Applications to School Psychology.” (Teoría de la esperanza, mediciones y aplicaciones a la psicología escolar) School Psychology Quarterly 18, no. 2 (2003): 122. 

Snyder, CR, Shane J Lopez, Hal S Shorey, Kevin L Rand, and David B Feldman. “Hope Theory, Measurements, and Applications to School Psychology.” School Psychology Quarterly 18, no. 2 (2003): 122.