Cuando los niños juegan a “chicos malos”

Después de que los niños ven o escuchan algo inquietante, es normal y sano que vuelvan a actuar lo que sucedió una y otra vez mientras juegan. Ver aun niño recrear una situación violenta puede ser impresionante, pero es importante recordar que los niños suelen inventar juegos sobre aquellas cosas que les interesan, preocupan o que los confunden. Es parte del proceso de entenderlo.

Los adultos frecuentemente conversan sobre situaciones difíciles para poder entenderlas; los niños, en cambio, hacen lo mismo a través del juego. A menudo usted verá a los niños jugando a ser superhéroes y villanos a medida que construyen su comprensión del comportamiento humano y lo que es correcto e incorrecto. Ver a los niños recreando actos violentos le puede servir de oportunidad para intervenir y darles un sentido de confianza, control y seguridad.

Hay varias maneras en que usted puede usar el juego de los niños para ayudarlos a entender actos difíciles.

Redireccionar. Por ejemplo, si los niños están recreando un cuento en que un osito de peluche se esconde en un estante porque los “malos” están allá, puede señalarles que “los malos” no son necesariamente personas malas, sino que son personas que tienen una enfermedad que los hace cometer actos terribles.  Los niños pueden pensar en términos de “los buenos” y “los malos”, y así desarrollar temores en los que “los malos” están detrás de ellos. Para reorientarlos, trate de usar frases como:  “cosas malas”, “malas opciones”, o “comportamiento malo”. Asegúreles que el osito ya está a salvo y deles sugerencias positivas: “Quizás los rescatistas pueden usar una escalera para bajar al osito”.

Busque ayudantes. Recuérdeles a los niños que hay más personas que hacen cosas buenas que personas que hacen cosas malas. En cada situación difícil hay ayudantes tratando de cuidar y proteger a los demás. Sugiera introducir personajes nuevos a sus escenarios: “¿El osito se esconde en un árbol? ¿Quién quiere ser el vecino que le trae una escalera para ayudarlo a bajarse?”.

Reconozca e identifique los sentimientos.  Para poder identificar los sentimientos y desarrollar empatía, converse sobre cómo se siente un personaje: “El osito debe sentirse asustado, escondido solo en el árbol. ¿De qué tiene miedo? ¿En qué está pensando?”.